28 enero, 2013

Luz de gas

El boom de la producción de gas de esquisto ('shale gas') mediante fractura hidráulica ('fracking') en Estados Unidos no sólo tiene las conocidas e inquietantes consecuencias medioambientales que se derivan del empleo de esa agresiva tecnología. Además, por razones estricamente económicas, una parte considerable del gas que se extrae es quemado y las luces de esos incendios son ya claramente visibles e identificables por la noche mediante satélites artificiales. 
Al parecer, la baratura del gas 'no justifica', en términos de rentabilidad, la construcción de gasoductos o depósitos. Por eso, a la espera de que sea transportado en camiones, se quema el excedente de modo constante. Las explotaciones - y los permisos consecuentes para quemar el gas - aumentan en progresión geométrica en el país. En Texas, por ejemplo, se han multiplicado por seis en 2012. De este modo, el país más poderoso de la tierra no sólo atenta contra su propio medio ambiente sino también contra el del conjunto del planeta. A nadie parece preocuparle. El ansia de lucro y la falta de escrùpulos se imponen a cualquier otra consideración.

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